Un cuarto de siglo

No se si será por la fecha que se aproxima, o porque ya estamos transitando el ultimo cuarto del año, pero “me pegó” la necesidad de hacerlo. Acá me encuentro nuevamente frente al teclado escribiendo estas palabras...

Corría 1983 y el tiempo parecía no pasar tan rápido como ahora, mucho no recuerdo de esa época pero tengo la sensación que se vivía menos acelerado. La consecuencia de ello puede ser la relación que se mantenía con la tecnología. Los únicos aparatos que estaban por casa en esa época eran la tele Talent de 29 pulgadas, el radiograbador doble cassettera!!! Y el teléfono a disco, parece una feria retro lo que estoy enumerando o los props de una película de época, pero fue tan solo hace un tiempo atrás y creo que todos recordaran alguno de ellos.

Con el paso del tiempo se fueron incorporando nuevos habitantes al hogar, llego la Comodor64, la EDU y la videocasetera. Siempre recuerdo cuando quisimos ver nuestra primer película (Amadeus) en la VCR y no podíamos conectarla a la tele. A partir de allí la tecnología nos invadía constantemente, comenzaron a desfilar computadoras, primero con el gabinete acostado y los monitores chiquitos en blanco y negro (que eran de un solo color), después nos tuvimos que acostumbrar al interrumpido ruido de la matriz de punto y sus hojas continuas. Para cuidarnos nuestro ojitos aparecieron los benditos antirreflejo, ese “vidrio” opaco que no hacia mas que molestar. Antes de la llegada de los pen drivers y los cd/dvd, la información se transportaba en disquetes, pero no hablo de los 3 ½ sino de los 5 1/4, esos grandes flexibles que cuando se doblaban se perdía todo. Estos dispositivos de almacenamiento trajeron los jueguitos a la pc (aunque ya nos divertíamos antes con los de C64 y la EDU), donde figuras poligonales nos hacían creer que éramos príncipes en Persia o rescatistas en helicópteros. Todo fue evolucionando, así llegarían los juegos en primera persona mas “humanos”, éramos jedis por la galaxia o corredores de F1. Con esto dejo de lado los últimos juegos que tiene una veracidad increíble, sos un soldado en la Segunda Guerra y sentís que las balas verdaderamente te hieren.

Pero el salto mas grande se dio cuando llego la Internet. No recuerdo muy bien que existía en aquella época en la red, no creo que la haya utilizado como ahora, lo que si tengo patente es la primera vez que nos conectamos, tirados en el piso con la computadora frente a la única boca de teléfono que había en la casa. Ahora con la banda ancha también hemos perdido la paciencia con la que esperábamos que se conectara (recuerdan el sonido a lata del modem!!!) y también perdimos “el no apuro” que teníamos cuando esperábamos para que se abrieran las paginas.
Como he dicho en alguna otra oportunidad “el tiempo nos empezó a correr”, cambiamos el teléfono a disco (extraño eso que cuando te equivocabas tenias que empezar de nuevo a girar, como costaba el cero!!!) por uno con teclado, y también recuerdo la llegada del primer celular al seno familiar. Era un Motorola Tango, que pesaba mas o menos cuatro kilos, no sacaba fotos ni reproducía mp3. Después todos de apoco incorporamos estos aparatos a nuestra vida cotidiana, de alguna extraña forma nos atamos a la idea de que siempre nos pueden encontrar, pandemonio que se genera cuando no tenemos señal, batería o crédito.

No reniego de todos estos avances, al contrario siento que nos han facilitado muchas cosas, aunque todo tiene su contracara negativa, y a veces me gustaría moverme como una tortuga sin prisa por llegar. A nuestros padres les cuesta muchísimo, a nuestro hermanos y a nosotros mucho menos, y a los mas chicos ya le es “pan comido”, ellos ya nacen vinculados con las tecnologías: los espiamos dentro de la panza y cuando salen el primer juguete es el celular de la madre (que se lo dan para que se quede quieta mientras se la cambia...).

Muchas otras cosas cambiaron en estas épocas, hoy me siento con mi sobrina a ver Pocoyo o Backyardigans realizados íntegramente por computadora, y me acuerdo de los dibujitos animados con los que nosotros crecimos, que los veíamos a través de las señales de cable Cablin o The Big Channel. No fui testigo de las producciones locales como Amigovios, Jugate, o Chiqiuititas ya que en casa tenia un casi-censor que me los “prohibía”. Crecí junto a Los Expedientes X (en estos días me voy al cine!!!) y Los Simpsons, desde sus primeras temporadas los seguíamos religiosamente todas las semanas (la familia amarrilla solo se daban una vez no como ahora que haces zapping y los encontras)

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Perdón si esto se tornó demasiado largo, 25 años es difícil de resumir y muchas cosas quedan en el tintero. Por ejemplo:

• los millones de juegos a los que hemos jugado (rescato simplemente los campeonatos de Tetris que duraban horas);
• la cantidad de programas y películas que hemos visto;
• las revistas y libros que han pasado frente a nuestros ojos (en la primaria fui un poco “ratón de biblioteca”);
• las canciones que hemos bailado, y no me refiero solamente a las de la radio que grabábamos en casette intentando lograr que no se escuchara la voz de la locura, sino a los temas de Xuxa y Reina en Colores (mi primer CD original, pero no el ultimo);
• las golosinas con las que nos hemos empachado (Negra recordaras nuestras “horóscopo”);
• los álbumes que hemos intentado llenar (aun tengo el de Los Simpsons que solo le falta 1!!)
• las mujeres recordaran los papeles de carta que canjeábamos en los recreos;
• las casas de muñecas que armábamos para después no jugar porque estábamos cansadas de la “construcción”;

y muchas otras cosas de las que espero que ustedes a través de su comentario me ayuden a recordar.

Lo que mas me alegra por estos días es que voy a leer nuevamente El Principito, digo “nuevamente” porque me puse como meta que cada 5 años lo voy a releer (esta va a ser la 4ta), tiempo necesario creo yo para encontrar en las palabras de Saint-Exupery otra interpretación de las aventuras de nuestro pequeño héroe, y recordar siempre que “lo esencial es invisible para los ojos” .

vpm