Sherlock Holmes: un caso en(de) Transmedia

Sobre que


Al hablar de transmedia caemos en la tentación de buscar sólo ejemplos de series y películas actuales, ficciones que en nuestros días aprovechan todo el abanico de medios, lenguajes, pantallas y recursos que disponemos para expandir las historias y enriquecer el universo. Pero como fue con el caso del mágico universo creado por Frank L. Baum en Mago de Oz, se pueden encontrar historias que utilizando y aprovechando los recursos de su época nos invitan a pensar la transmedia antes de Matrix.

Sobre el afamado detective (consultor, único en el mundo) Sherlock Holmes hemos encontrado algunas publicaciones que analizan bajo la lupa de la transmedia las nuevas series y películas, pero creemos que indagando un poco más en su pasado, en la época en que fue escrito y publicado, seremos capaces de sorprendernos al encontrar características transmediáticas bien marcadas y específicas, eso siempre que tengamos en claro las posibilidades con que se contaba en ese periodo y contexto.




Primero un poco (muy poco) de historia


Entre 1887 y 1927, se publican los 56 relatos y 4 novelas que integran lo que se conoce como canon holmesiano o sherlockiano, un conjunto de escritos que se encuentran delimitados así porque todos son únicamente de la pluma de Sir Arthur Conan Doyle (de ahora en adelante ACD).




Con “Estudio en escarlata” (1887) se da inicio a la serie de casos que involucraran a Sherlock Holmes y quien sería su principal narrador, compañero, amigo, el Dr. John Watson. Personajes principales de todas las historias a quienes se les fueron agregando diferentes personalidades según la trama lo necesitara. Entre los recurrentes nos encontramos con el Inspector Lastrade, Mycroft Holmes, la Sra. Hudson y en menor medida, pero no por ello menos importantes en los relatos y ni que decir para los futuros caminos de la historia, están Irene Adler y la némesis (archienemigo) de Holmes, el profesor James Moriarty.

Justamente con este último es con quien ACD decide poner fin a las publicaciones del afamado detective, cuando (spoiler conocido) llegan a solucionar su/“el Problema final” (1893) en las cataratas de Reichenbach.

De todas maneras, y por razones que no están muy claras pero que luego trataremos de profundizar, primero entre 1901 y 1902 se publicará “El sabueso de los Baskerville”, una historia cronológicamente anterior a su encuentro con Moriarty. Lo cual termina por desembocar en 1903 al Regreso de Holmes con “La aventura de la casa deshabitada”, el comienzo del resto de las novelas y relatos que entre idas y vueltas temporales nos brindan “Su última reverencia” (1917) y el archivo que contiene a “Shoscombe Old Place” (1927), el último caso publicado por ACD una década después.


(PARTE 1 de 2)

Ayer: Entre cartas, sombreros y billetes


Lo primero que habría que delimitar es un periodo de tiempo a tener en cuenta, ya que se trata de un universo narrativo que desde 1887 no ha dejado de expandirse, gracias al mismísimo autor como a la intervención de los admiradores de su obra.

Para esta primera parte tomaremos como referencia la época en que los libros fueron publicados (1887-1927) y las primeras apariciones del personaje en otros medios, ya que creemos que estas son relevantes para ver si es posible encontrar características transmedia más allá del canon escrito por Arthur Conan Doyle.


De pluma propia… y ajena.


Para comenzar que mejor hablar del autor mismo. Entre 1898 y 1924 fue ACD quien escribiera unos cuantos cuentos cortos donde un detective con habilidades deductivas muy particulares resolvía casos considerados por la mayoría extremadamente difíciles, pero en pocos relatos es citado el nombre de SH y en otros sólo parece quedar implícito. De todas maneras esta lista se encuentra en discusión por parte de los grupos especializados en el autor y su obra, si estas merecen o no ser consideradas canónicas.

También desde 1912 a 1927 él mismo se dedicó a publicar ensayos con referencia a sus obras, destacando “Some Personalia about Mr. Sherlock Holmes” (1918) un regalo de navidad para los lectores, “The Truth About Sherlock Holmes” (1923) que vendría a explicar el origen del personaje, y que como bonus track posee un relato de su amigo JM Barrie, creador de Peter Pan. Pero de esta colección tal vez el más interesante para nuestro trabajo sea “Mr. Sherlock Holmes to His Readers”, que se publica en 1927 en The Strand Magazine y en el cual se solicita a los lectores interesados elegir los mejores 12 cuentos sobre los 44 ya publicados. El formulario contaba de ilustraciones y los títulos se encontraban enumerados, lo que les permitía a los admiradores hacer su propia votación de manera fácil y dinámica. El ganador y la lista que él hubiera realizado con lo mejor de su obra según su propio criterio, formaron parte del siguiente ensayo “How I Made My List”.



Ahora si hablamos de obras no-canónicas pero sacamos a ACD de la ecuación, existe una larguísima lista de autores que quisieron seguir dándole vida al singular detective, estuvieron quienes lo hicieron de manera oficial (como su hijo Adrián Conan Doyle junto John Dickson Carr su biógrafo, continuaron en la década del 50) y aquellos otros con los que hubo cierto roce legal por derechos del nombre o situaciones particulares que lo involucraban. Como dijimos antes, nos centraremos en aquellos que fueron contemporáneos al autor ya porque si no sería imposible de abarcar y desviaría por completo el poco hilo que ya posee este escrito.

En 1893 la primer parodia considerada en el libro “The alternative Sherlock Holmes: pastiches, parodies, and copies” de Peter Ridgway Watt y Joseph Green, corresponde al ya citado JM Barrie y se titula “The Late Sherlock Holmes”. En 1897, mientras Holmes permanecida muerto para su autor, John Kendrick Bangs escribió “Pursuit of the House-Boat” donde contrataban a Holmes para investigar unas muertes. Este mismo autor pero en 1906 y en el libro “Raffles Holmes and Company” se atrevió a darle un hijo no canónico a Holmes.

Tras la vuelta “oficial”, Maurice Leblanc escribió “Sherlock Holmes Arrives Too Late”, pero en esta oportunidad ACD se hizo escuchar y el nombre del personaje debió ser cambiado a Herlock Sholmès para evitar aún más líos legales.

En 1907 aproximadamente nace en Alemania un detective que fuma pipa, vive en Baker St y tiene un ayudante… similar no? Las primeras historias se llamaron “Detecktiv Sherlock Holmes und seine weltberühmten Abenteuer” lo que causó que ACD arremetiera y demandará a la editorial ya que habían utilizado sin permiso el nombre de su personaje, el mismo pasó a llamarse Harry Dickson.

Más adelante en tiempo, podemos encontrar a “Sherlock Holmes saving Mr. Venizelos” (1913) de autor anónimo y escrita en Grecia. A sólo unos meses del fallecimiento de ACD, se publicó “My Dear Holmes. His positively last appearance on earth” (1928) por parte de la revista Punch. De estas historias no pudimos encontrar enlaces en las redes, como para indagar cuál era su trama y si realmente estaban vinculadas con el detective.


Para este racconto resulta casi imposible querer recolectar todas las publicaciones que se editaron por esos años, de los muchos sitios donde hemos consultado sólo las obras anteriormente citadas son las que se repiten más de una vez y eso tomamos como parámetro. De todas maneras esto no busca ser un detalle de cada uno de los escritos, sino un páramo que demuestre como durante ese periodo de tiempo se publicaron relatos tanto por parte de su autor como de otras personas que involucraban de manera directa o indirecta al detective en cuestión.

Con el correr de los años estos escritos se convirtieron en habituales, pero damos una vuelta de página y nos corremos a otros medios…


De carne y hueso.


Empecemos por lo más sencillo y menos controversial. En 1903 se estrena en cine “Sherlock Holmes Baffled” una pequeña pieza de apenas 35 segundos, que tiene por protagonista al detective pero que nada tiene que ver con los relatos de ACD. Su director Arthur Marvin quien se dice se aprovechó de la popularidad del personaje, y utilizando el poder de la edición (gracias Méliès) nos muestra un supuesto Holmes enfrentándose a un ladrón que aparece y desaparece constantemente frente a sus narices (de allí el baffled, perplejo).


La primera película que tomara tanto personaje como historia oficiales se estrenó en 1916 y fue William Gillette el encargado de hacerlo. Este director, actor y guionista ya había tenido un acercamiento con el personaje cuando en 1899 estrenó “Sherlock Holmes” en las tablas. Haciendo un paréntesis y para cantar bingo, Gillette también interpretó al detective en radio en 1930, pero vale aclarar que la primera versión radiofónica de SH se escuchó con la voz de Edward H Smith y fue en 1922.


Retomando, esta primer puesta en escena (1899) contaba de cinco actos divididos en dos escenas, y mezclaba las tramas de “Escándalo en Bohemia”, “El problema final” y “Estudio en escarlata”, aunque algunos artículos incluyen en la lista a “El signo de los cuatro”, “El misterio del Valle de Boscombe” y “El intérprete griego”, dejando un amplio espacio para agregar y sacar elementos. De todas maneras ambos autores, ACD y Gillette fueron compañeros trabajando juntos en el guion, así comenzaron una amistad que continuó por muchos años (comentario cholulo), se dice que cuando Gillette le preguntó si podía casar al personaje, este le contestó “You may marry him, murder him, or do anything you like to him.”


Tras algunos altercados se levantó el telón con gran éxito y salió de gira por un largo tiempo, durante los cuales se fueron agregando al personaje objetos pertenecientes al relato original como ser la pipa o el violín, y otros que habían sido agregados por ejemplo por Sidney Paget mientras las historias se editaban en la revista The Strand, pero como comenzaban a ser tomados como representativos del personaje.

Una vez más debemos destacar que esta no fue la única obra estrenada, si tenemos en cuenta el periodo de tiempo delimitado, “The Adventure of the Speckled Band” levantó el telón en 1902 y “The Crown Diamond: An Evening With Mr. Sherlock Holmes” hizo lo propio en 1921, pero no tuvieron la trascendencia de la puesta en escena de Gillette.


Elemental mi querido sombrero


Palabras atrás citamos a Sidney Paget quien realizara más de 350 ilustraciones sobre las historias del personaje y es quien introdujo el principal ícono del personaje, la gorra de cazador. Este particular elemento nunca represento un sello característico del personaje en los textos, pero el retrato ilustrado comenzó a influenciar las futuras interpretaciones y caracterizaciones de SH, haciendo creer a muchos que este sombrero si pertenece a la imaginación de ACD.

Cabe aclarar que un fragmento de “La estrella de plata” (1892 – Las memoras de Sherlock Holmes) dice:
“And so it happened that an hour or so later I found myself in the corner of a first-class carriage flying along en route for Exeter, while Sherlock Holmes, with his sharp, eager face framed in his EAR-FLAPPED travelling-cap, dipped rapidly into the bundle of fresh papers which he had procured at Paddington” // “Así fue como me encontré yo, una hora más tarde, en el rincón de un coche de primera clase, en route hacia Exeter, a toda velocidad, mientras Sherlock Holmes, con su cara, angulosa y ávida, enmarcada por una gorra de viaje con orejeras, se chapuzaba rápidamente, uno tras otro, en el paquete de periódicos recién puestos a la venta, que había comprado en Paddington.”
Si bien la gorra de viaje con orejeras es citada por Watson, es la de las pocas veces, para no decir la única, en que se puede leer sobre ella ya que SH no la utilizaba mientras camina por las nubladas callecitas de Londres. De todas maneras, el peso que ganó en la silueta del personaje es culpa tal vez en partes iguales de Paget y de Gillette, más que de ACD.


A esta particularidad se suma la pipa (incluida en la década de 1920 sobre el escenario) y la clásica frase también atribuida al personaje pero que no figura dentro del canon. La emblemática “Elementary, my dear Watson” nunca es dicha aunque existe una combinación en “El hombre encorvado” (1893- Las memorias de Sherlock Holmes) cuando Sherlock dice:

- “I have the advantage of knowing your habits, my dear Watson,” said he.
- “Elementary,” said he

Años después cuando Adrian Conan Doyle continuara con las historias del detective creadas por su padre, si escribe la frase completa en “Las aventuras de la viuda roja” (1954), allí la adoptaría el cine y hasta serviría de excusa para el título de una serie, pero no nos adelantemos.



Y pega la vuelta… (the great hiatus)


« I owe you many apologies, my dear Watson, but it was all-important that it should be thought I was dead»

Nos ubicamos cronológicamente tras la caída por las cataratas de Reichenbach. Vale aclarar que lo que viene podría ser considerado un alto spoiler, pero quienes hayan visto alguna de las series o películas de los últimos años, saben que ocurre con el personaje a lo alto de la caída de agua, así que continúo sin culpa alguna.

Por tres años en la ficción y diez años en la vida real, Watson creyó que Sherlock estaba muerto, ya que en la publicación de 1893 este cae durante una pelea con Moriarty, y recién en 1903 reaparece frente a sus ojos.


No se conocen las razones exactas por las cuales ACD decidiera traerlo de nuevo a la vida, aunque los que conocen más a fondo la historia optan por algunas teorías:

El más llamativo y recurrentes son las cartas de los lectores que pudieron ser el detonante de la decisión tanto de dejarlo como de retomarlo. Primero porque muchos de ellos creían que ACD era Watson y que Sherlock existían en realidad, así que le enviaban cartas al 221B de Baker St para resolver sus problemas, algo que agoto al autor. A esto podría agregarse que él mismo considerada a sus obras como “quickly forgotten”.

Tras el evento en la cascada, se dice que la revista donde se publicaban las historias sufrió la pérdida de casi 20 mil suscripciones y comenzó a recibir constantemente notas del público pidiendo el regreso del detective ya que se habían interesado al extremo con estas aventuras detectivescas. Motivos suficientes para presionar a Doyle para que le entregara material nuevo.

Off the record circula una versión que dice que un miembro de la familia real de la época le envió una carta personal a ACD para que retome su trabajo. Qui lo sa… Lo cierto es que el Rey Eduardo VII lo nombró “Sir” en 1902, por su colaboración en África, pero tal vez fue para incentivarlo.



El segundo motivo pudo venir del lado familiar. La madre ya había recibido una carta donde ACD le contara sus intenciones de dejar de escribir, ella le contestó diciendo que “you won’t, you can’t, you mustn’t”, básicamente que no se atreviera, pero de todas maneras dejó de hacerlo. Algunos estudiosos consideran que su círculo más íntimo tuvo mucho que ver tanto en el dejarlo (la muerte del padre), como el retomarlo (la enfermedad de la esposa).

“Show me the money” y así tal vez la verdad está oculta detrás de la tercer hipótesis ya que Arthur Conan Doyle necesitaba llevar el pan a la mesa. Tal vez es la razón más certera y las más factible de ser verdad, pero no por ello habría que descartar el peso que el público puede tener con respecto a la historia, porque aunque se pueda disponer del recurso económico y con ello escribir muchos más relatos, es necesario (y más en aquella época) que la audiencia te consuma, lea y disfrute del material que se les está ofreciendo, porque si no también cerería de importancia el éxito que anteriormente describimos con las obras de Gillette en el teatro.


Vale aclarar que antes de devolverlo completamente a la vida por cualquiera de las razones que haya tenido, podemos decir que tal vez hizo una prueba piloto al escribir “El sabueso de los Baskerville” (1902). Se había enterado al ir a Devonshire moors a visitar a un amigo de una extraña historia que necesitaba de un protagonista para ser contada y que mejor que Holmes y Watson para darle vida en papel. Lo hizo ver como si se tratara de un caso previo a la muerte y con ello tentar la suerte y sucumbir a la presión de los admiradores de las historias.


Elige tu propia aventura


Hasta ahora hemos detallado sin detenernos puntualmente en ninguno, sobre algunos de los elementos que han ido agregando valor al canon original por fuera de la intervención, directa en la mayoría de los casos, de Sir Arthur Conan Doyle. Me reservé para darle un cierre dos características que para este análisis que pretende ser sobre transmedia (y de acuerdo a la opinión de esta humilde servidora/lectora) resaltan como importantes.

Por un lado el orden de lectura. Los relatos realizados por el Dr. Watson muy pocas veces nos dicen en que año se desarrollaron, pero los estudiosos de la obra sherlockiana han sabido encontrar detalles, contradicciones y claves que permitirían generar una línea cronología para sus aventuras. Así el lector pueda optar en leer las obras según como fueron publicadas, o pueden optar a hacerlo de acuerdo a como se sucedieron en la vida de sus protagonistas.


Pero esta termina siendo sólo una posibilidad para el lector que toma hoy la obra de ACD.


Como segundo elemento podemos citar las elipsis de la historia, ya que muchas veces nos encontramos que el Dr. Watson cita aventuras que pueden haberse desarrollados en anteriores publicaciones, pero tal vez los casos citamos más importante para nuestro análisis son aquellos de los cuales sólo tira algún hecho o título pero que nunca se profundizan. Son estos los que abren el juego, los que permiten que el admirador se dedique a escribir sus propias historias, fantasías, relatos utilizando a los protagonistas y a estas elipsis.

Como ejemplo en “El ritual de los Musgrave” (Memorias de Sherlock Holmes – 1984), dice:
“They are not all successes, Watson,” said he. “But there are some pretty little problems among them. Here’s the record of the Tarleton murders, and the case of Vamberry, the wine merchant, and the adventure of the old Russian woman, and the singular affair of the aluminium crutch, as well as a full account of Ricoletti of the club-foot, and his abominable wife. And here—ah, now, this really is something a little recherchè.” // “No todo son éxitos, Watson -añadió-, pero entre ellos hay algunos problemitas de lo más atractivo. He aquí los datos del asesinato de Tarleton, y el caso de Vamberry, el comerciante de vinos, y la aventura de la anciana rusa y el singular asunto de la muleta de aluminio, así como un relato completo acerca de Ricoletti, el del pie de piña, y su abominable esposa. Y aquí… ah, esto sí que es en realidad algo un poco recherché.”

Si bien lo que se actualmente se conoce como fanfic no era una práctica tan habitual por aquellos años, y si lo era encontraba acotados espacios para la distribución y consumo (esos escritos no-canónicos que antes citamos podrían servir de ejemplo). Lo cierto es que esos plot holes son los que permitieron que los admiradores, amateurs en mucho de los casos dieran rienda suelta a sus creaciones e imaginación.

Esto nos da el pie y nos abre la aventura para lo que vendrá… pero antes…



Podemos considerar entonces…


A modo de cierre del “ayer” y fuera de programa, recomendar sitios como Sherlockian ya que seguramente este racconto ha dejado mucho de lado, pero esta gente tiene la posta si se quiere seguir indagando sobre la vida y obra de Sir Arthur Conan Doyle.


Tomando en consideración los años delimitados, podemos encontrar algunos elementos que siempre que tengamos en cuenta el contexto histórico y las posibilidades de los medios, hacen que el canon se vea ampliado y enriquecido. Si bien no todas las historias necesariamente deben ser transmedia ni tampoco deben de estar presentes las características de Jenkins (a las que agregamos las de Jeff Gomez y las de Carlos Scolari) determinan que narrativa puede pertenecer o no a esta idea, algunos de ellos pueden encontrar en este ayer de la obra de ACD.

Desde el lado del canon, el autor nos entregó un mundo de tramas entrelazadas y continuas (en cierta manera según lo que antes se comentó) ya que cada caso representa un fragmento de/en la vida de los protagonistas. A su vez estos personajes, tanto los principales como los que sólo aparecen para un par o único caso, llegan con interesantes pasados y futuros abiertos.

Si bien la mayoría, para no decir casi la totalidad de los casos, son narrados desde la mirada del Dr. Watson, unos pocos (para citar “La aventura del soldado de la piel descolorida” y “Su último saludo en el escenario”) son relatados por Holmes. En esta oportunidad ACD intenta cambiar el tono de la historia y mismo utilizando un léxico diferente como para marcar las diferencias entre las dos voces. Esta idea de las perspectivas se puede ampliar si agregamos al juego lo que hacen “los otros” con la aventuras de los personajes.


Así la posibilidad de que otros autores creen sus propias historias, que el personaje haya sido llevado a las tablas y a la pantalla grande con otras aventuras (o un remix de ellas), que terceros hayan agregado características que se han convertido en iconos del personaje, dan cuenta de cómo creció el personaje por sí mismo más allá de su autor.

Tal vez durante el gran hiato se hace presente el gran peso de la audiencia, esos suscriptores que cancelaron sus suscripciones y presionaron para que el detective resurgiera de las cenizas fueron muy importantes, esos mismos que años después fueron tomados en cuenta para que eligieran sus casos favoritos, siempre parecieron tener la última palabra sobre las decisiones del autor sobre el personaje.

Además estos casos citados pero no detallados dejaron ver que el universo que gira sobre el 221b Baker St es mucho más amplio de lo que podemos leer bajo la pluma de ACD y representan una buena oportunidad creativa, que como veremos más adelante y gracias a la llegada de nuevos espacios y plataformas al alcance de la audiencia han permitido que sea Sherlock Holmes considerado no sólo para el libro Guinness como el personaje más veces interpretado, sino como el protagonista de un universo narrativo que sigue en constante y constante expansión.


Webgrafia 

(PARTE 2 de 2)

Hoy: el universo sigue en expansión


Si en la primera mitad intentamos delimitarnos a los contemporáneos de Sir Arthur Conan Doyle, ahora demarcar dónde vamos a estar parados se torna muy complejo, ya que  las adaptaciones y versiones que se suman al universo del detective en las últimas décadas se multiplican a la par de los medios y lenguajes.
Sabemos que la tarea de recopilar cada uno de estos productos es imposible, y el correr de los días reafirma cualquier tipo de intento, pero también sabemos y lo repetiremos más de una vez, que para este trabajo no es necesario hacer un archivo completo ni exhaustivo de los mismos. De todas maneras creemos pertinente intentar descubrir aquellos productos que sumen, enriquezcan o aclaren las dudas que surjan alrededor de la pregunta que de alguna manera sirve de disparador de este análisis: qué hace que este (o cualquier otro) universo pueda ser entendido bajo las características de las narrativas transmedia.
De todas maneras aspiraremos a hacer un reservorio de producciones separándolas por plataforma o lenguajes, para lo cual nos hemos valido de diferentes fuentes, comparando artículos, análisis, publicaciones y filmografías de actores, autores y directores entre otros recortes. Vale aclarar una vez más, que sólo lo usaremos de manera ilustrativa y cronológica (seguramente muchos/algunos títulos quedarán afuera) de las  piezas que conforman las participaciones de Holmes y el Dr. Watson.  


Antes de comenzar aclaramos que esto no se trata de un camino cerrado, y como las calles y callejones de Londres, las bifurcaciones y desvíos estarán a la orden de la escritura, sepan disculpar de antemano. (Por segunda vez) Manos a la obra!

Tablas y algo más…


Nobleza obliga comenzar por el teatro.
No creemos pertinente detenernos en la lista completa de obras, pero si destacar algunas producciones. Así, una vez más el nombre de William Gillette se hace presente como quien se puso en la piel del detective más famoso en cuanto medio tuviera a la alcance de la mano.

Como ya dijimos, en 1899 “Sherlock Holmes” vio las luces de las tablas por primera vez. Esta fue una obra de cinco actos divididos en dos escenas, que mezclaba las tramas de “Escándalo en Bohemia”, “El problema final” y “Estudio en escarlata”, aunque algunos artículos incluyen en la lista a “El signo de los cuatro”, “El misterio del Valle de Boscombe” y “El intérprete griego”. De la libertad con la que ACD dejó y co-trabajó con Gillette nació uno de los mayores aportes al personaje por fuera de las palabras.
Repetimos brevemente que estos dos vistieron a SH no sólo con un saco impermeable muy particular (Inverness cape) sino que lo dotaron de una gorra de cazador, esa misma gorra con la que Paget lo había ilustrado en alguna que otra oportunidad. La culpa no parece ser de nadie pero tanto el ilustrador como el actor comparten la misma responsabilidad a la hora en que el famoso Detective sea hoy reconocido con esa silueta.


PERO nunca el que logró notoriedad parece ser el primero que lo interpretó. Si bien Gillette tuvo el aval de ACD y juntos llevaron a Sherlock de gira, fue en 1894 que John Webb subió con “Sherlock Holmes, Private Detective” por primera vez al escenario. Para muchos esta no se considerada La primera porque no contó con la autorización del autor y cuando este logró hacer valer sus derechos, la obra fue levantada. Ojo tampoco fue la única, ya que dos años antes una parodia titulada “Under the Clock” de Charles Brookfield también enfadó a nuestro querido Doyle.

Con el correr de los años se fueron sumando producciones a la lista de adaptaciones en teatro, no sólo se presentaron nuevas obras en Reino Unido y Estados Unidos, sino que Francia, Alemania, Dinamarca y Canadá también fueron testigos de telones que se levantaban para descubrir las aventuras de Holmes.
En esta lista las parodias están a la orden del dia, pero nos detendremos en dos musicales que engalanan las interpretaciones al canon, “Baker Street” de 1965 y “Sherlock Holmes: The Musical” que data de 1988 (y repuesta en 1993). Ambas historias toman prestado los nombres y algunas pocas situaciones de los libros, dejando un amplio espacio para contar otra historia y de otra manera.


Para cerrar este apartado, vamos a mencionar una obra que ha explotado la relación tan particular que mantienen nuestros protagonistas, una de las pocas amistades entre hombres tan perfectas y respetables, pero que han suscitado muchísimas libres interpretaciones desde el lado del fandom (sobre esto nos detendremos luego). Así en 2013 “Sherlock & Watson: Behind Closed Doors” una obra corta nacida de la pluma de Darren Stewart-Jones que fue premiada en Toronto en el “Gay Play Day LGBTQ theatre festival” al mostrar la relación romántica entre ambos personajes. 

Vamos a subir el volumen


Muchas veces lo audiovisual se lleva todos los laureles y no nos detenemos a pensar en la importancia que tiene lo “audio”, dícese el sonido.

Primero deberíamos volver una vez más a detenernos en la radio, porque durante varias décadas se trató de un medio central e importantísimo. Claro esta que hoy en día no son muchas las producciones que podemos encontrar en este medio, pero tal vez el acceso por internet a los podscat le han devuelto la mítica a los radioteatros.


De todas maneras podemos citar “The new adventures of Sherlock Holmes” que desde 1939 a 1947 en donde Basil Rathbone (Tom Conway tomarían la posta luego)y Nigel Bruce compartieron 220 episodios como Sherlock Holmes y el Dr. Watson. Hoy estos episodios son de dominio público y pueden descargarse libremente.

Es la BBC quien tomó la posta para revivir al personaje en mas de una oportunidad, ya que podemos ver que en 1999 Roy Hudd , Chris Emmett , Jeffrey Holanda y June Whitfield hicieron de las suyas durante 6 episodios en “The Newly Discovered Casebook of Sherlock Holmes”; pero tal vez las representaciones más canónicas se hicieron entre 1989 y 1998 con Clive Merrison y Michael Williams.

Entre el 2000 y 2010, 16 episodios/pastiches se llevaron adelante nuevamente bajo el titulo “The Further Adventures of Sherlock Holmes: Reviewed”  con la voz de Clive Merrison como Holmes (quien ya había realizado los canónicos), y Andrew Sachs como Watson en lugar del fallecido Williams.


Una expansión del relato canónico se da con “The Long Man” y “The Grace Chalice” dos histórias mencionadas por Watson en los relatos pero nunca profundizadas por ACD. Así The Old Court Radio Theatre Company “intenta” reconstruir estos casos, también se puede acceder a diferentes relatos que son de público acceso y descarga.


Estos son algunos casos, y la lista (sorprendentemente) es mucho más extensa, pero antes de detenernos en ella, vamos a buscar algo más…

Existen canciones basadas tanto en el personaje como en sus historias, como ser “The Tiger of San Pedro” que en tono de jazz cuenta la historia de un dictador en Sudamérica, o “Sherlock Holmes” por Sparks que fue reversionada varias veces.
Llegando al extremo hay álbumes completos como si se trataran de una historia propia del personaje. Ya citamos previamente el musical, pero podemos nombrar ahora “The Tale of the Giant Rat of Sumatra” donde el detective Hemlock Stones comparte varias características con nuestro detective.


Ahora, pregunto en voz alta, ¿son las bandas sonoras un elemento que puede considerarse transmedia? Porque de ser afirmativa la respuesta, tanto de películas como series, tenemos toda una biblioteca de música para elegir. Si bien están pensadas para acompañar una acción dentro de una historia, uno dispone de discos para escuchar en cualquier momento de su vida cotidiana, sirven para musicalizar otros audiovisuales, sirven para hacer gimnasia o meditación, sirven para hacer mashups o covers (versión tango!), se utilizan para algo más de lo que fue pensada.

Otra pregunta, qué pasa con los audiolibros. Dentro de estos también existen varias categorías, pero lo dejamos para unos párrafos más abajo.


Pantallas ubicuas


A la hora de hablar de pantallas las cosas comienzan a complicarse un poco más. Como dice el creador de la serie BlackMirror, estos espejos negros nos rodean, y con ello nuestra vida se llena de ventanas. Cada una de ellas posee características propias, y cada nueva historia se nutre de esas ventajas, determinando así el “tipo” de producción que se estrena. Por lo tanto intentaremos para los fines ilustrativos de este apartado, hacer una separación interna y focalizar nuestra atención en algunos pocos ejemplos, particularmente en aquellos referentes que no podemos dejar pasar, que forman y conforman la imagen que se ha prolongado a lo largo del tiempo del famoso detective consultor

 Pantalla grande: vamos al cine

La primera pantalla que se nos viene a la mente es la del cine. Tal vez para muchos se trata de la más importante aunque pasen los años y cambien las costumbres. El gran número de historias que se han hecho en celuloide nos muestra un abanico único de versiones que van desde las adaptaciones más fieles a los pastiches más exagerados.

Ha resultado arduo ordenar las diferentes listas de adaptaciones con las que nos hemos topado, es por eso que hemos optado tomar ciertas fuentes y realizar con ellas la mirada más completa que podamos. Al fin de cuentas, nuestro fin es otro.


La línea de tiempo a continuación contiene adaptaciones canónicas y no canónicas de las historias de Arthur Conan Doyle:



Fuentes consultadas:


Pantalla chica: el tamaño no importa


Aquí la lista tampoco es escueta.

Por la misma razón también aclaramos, que en esta sección sólo enumeraremos las producciones canónicas y no para la pantalla chica, léase televisión, y para otro apartado quedarán las webseries y cortos realizados para las otras pantallas. 



Fuentes consultadas:


Qué podemos decir entonces de estas apariciones.

Animes, animaciones, series, películas, comedias, drama, ciencia ficción, de todo se nutre la pantlla chica para vida una vez más (en el sentido mas amplio de la frase) al detective, su socio (o algún pariente cercano a él) y hasta a los Irregulares de Baker St.

Tal vez la dupla Jeremy Brett y David Burke sea la más emblemática, ya que se adaptaron 42 relatos en total y es para muchos la “más fiel”, con algunos permitidos para mejorar y adecuar la trama a la época. 

Hoy nos encontramos con dos series que traen al detective al siglo XXI, cada una con una estética particular pero buscando modernizar sus perfiles. Sherlock y Elementary nos presentan un Holmes rodeado de tecnología, pero con muchas diferencias entre sí.


La versión británica se estrenó dos años antes, pero hace esperar a la comunidad sherlockiana años para una nueva temporada de solo 3 episodios (ver #IBelieveInSherlockHolmes), mientras la estadounidense se compone de clásicas temporadas de más de veinte episodios. Tanto una como otra buscan respetar el canon, pero la creada por la dupla Moffat-Gatiss recupera frases, escenas y situaciones más fieles a la historia, mezclando tramas tal vez pero uniéndola a una estética y ritmo puntilloso. Elementary nos llevó a Holmes a NY, con una Watson mujer que ahora trabaja sola, y un Moriarty muy particular… queda en el gusto del comensal… pero yo recomiendo Sherlock!


Abrimos un paréntesis
Tanto en la pantalla grande como en la chica dejamos de lado las parodias y pastiches, aunque tendrán un lugar particular en el análisis general. Tampoco incluimos en la lista a los sketch cómicos o no que forman parte de otros programas.
De todas maneras en las redes podemos encontrar materiales de los mismos (opción uno, opción dos) para seguir enriqueciendo y disfrutando (no siempre) de los casos del detective.
Cerramos el paréntesis



Tercera y cuarta… y por qué no quinta pantalla

Las cosas parecen complicarse (todavía) un poco más ya que en los últimos años a las clásicas pantallas le aparecieron algunos competidores. En el buen sentido. De repente nos fuimos rodeados de espejos negros, y así en computadoras, notebooks, tablets, smartphone, consolas de video y otros dispositivos colaboran al unísono para que podamos disfrutar no sólo audiovisuales sobre Holmes y Watson, sino de toda una expansión narrativa de su universo, desde diferentes lugares y grados de participación.
Una vez más parece resultar operativo optar por una subdivisión aunque ya no centrada en las pantallas y sus dimensiones.

Audiovisual

Con la llegada de las plataformas de videosharing comenzaron a surgir producciones audiovisuales que son compartidas y consumidas por/en las redes.
Pero este subtitulo parece también quedarnos demasiado genérico cuando pensamos que podemos encontrar toda una abadía de cortos, webseries, parodias, suecadas, recuts, resub, fanmovies que canonizan o toman prestados los textos de Arthur Conan Doyle.

Dentro de las webseries (series creadas exclusivamente para ser distribuidas a través de internet) podemos encontrar “The Mary Morstan Mysteries” y “No place like Holmes” , y “221B” donde se toma presta la narrativa de ACD pero se agregan o distorsionan algunos eventos y personajes.

Pero también se pueden encontrar cortos también pensados para la web como “Sherlock Holmes and the Case of his Missing Girlfriend”, “Sherlock - The Scarlet Rose”, “The Doctor's Case”, “Sherlock Holmes and the Stolen Emerald”, “The Great Sherlock Holmes Debate 4 Sketch” ,”The Adventures of Shakespeare and Watson: Detectives of Mystery”, entre otros, haciendo la aclaración que se tratan de audiovisuales realizados en los últimos 3 años.


Pero, también dentro de esta “categoría” podemos encontrarnos con las denominadas suecadas (recreaciones caseras de películas), también conocidas como parodias, en donde creatividad, improvisación y recursos van de la mano:


Sólo se trata de un arbitrario punteo de producciones, porque la cantidad de producciones es amplia y diversificada, ya que la participación y creación del usuario/espectador es aquí lo que determina el curso de la historia.

Aquí también podemos encontrar mashup o remix (hibridación de contenidos provenientes de diferentes bases de datos) donde comienza a haber una tendencia notable a que la versión del personaje predilecta para esta mezcla es la de la serie de la BBC.


Los brickfilms (un film hecho con figuras de plástico y mucha paciencia) tal vez no sean reconocidos, pero muchas veces nos encontramos con representaciones realizadas con Legos o Pinypons, cuadro por cuadro.


Otra pastilla audiovisual que se ha puesto de moda con las redes sociales son los recut (reediciones, con un nuevo sentido) un mashup pero que toma prestado el mensaje.


Las categorías son muchas, pero creemos que queda clara la idea de que con la apertura de las nuevas ventadas y la posibilidad de ser uno mismo el creador, editor, director, actor de su propia historia, el canónico universo creado por ACD toma otros y nuevos rumbos.
Ojo, no todo queda en las manos de los usuarios, por el lado de los minisodios (capítulos de no más de 7 minutos, pensados para la web) encontramos oficiales, dentro del canon impuesto por las series/grandes productoras, y los fanmades.

Todo un universo audiovisual.

Aplicaciones


Pero no sólo de audiovisuales viven las pantallas y en este caso las últimas pantallas se han llenado de aplicaciones que incluyen calendarios, noticias, juegos y multimedias que utilizan a los personajes o situaciones de la historia para seguir participando del universo.

Pero nos encontramos aquí con otra delgada línea que cruzamos casi sin querer…

Abrimos otro paréntesis
Resulta difícil querer hacer una división tajante y poder mantenerla hasta el final porque la realidad nos va superando. En esta oportunidad vamos a hacer una aclaración ya que dejamos para un futuro no tan lejano el detalle sobre los videojuegos y la lectura, pero no queríamos dejar pasar por alto en la categoría de “aplicaciones” los muchos ejemplos, citamos sólo algunos, de juegos y demás sobre SH para consumo móvil, para leer, jugar o entretenernos en esos intersticios  de distracción, ocio, aprovechamiento
Cerramos el paréntesis




continuará.... 
@vanemaz


Comentarios

enana_con_gracia ha dicho que…
Bien
gitaniikaconartedispuestaaenamorarte ha dicho que…
Muy interesante
choniii_trabajadoorah ha dicho que…
esto es demasiado largo para que alguien se lo lea entero de verdad
Anónimo ha dicho que…
LO más INTERESANTE que he leído nunca. Sigan trabajando así, y que no os afecten los comentarios impunes como estos @choniii_trabajadoorah
CA5HAM ha dicho que…
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