ten cuidado junto a quien te sientas...

dos pares de zapatos nos invitan a seguir sus pasos a traves de una gran estación de trenes con destino a quien sabe donde. Una vez dentro del vagón, un roce nos hace levantar la mirada y desde ese momento los empezamos a conocer. Son Bruno y Guy, dos pasajeros ocasionales que comienzan uan frivola conversación para entretenerse durante el viaje.

A lo largo de la platica vamos sabiendo un poco mas de estos caballeros. Guy es un tenista quien mantiene una relación con la hija de un Senador, relación que no puede progresar por su matrimonio previo. Bruno es lo que se llamaria un "consentido de mamá", hecho que deja mas que claro cuando el mismo hace referencia al particular broche de corbata que usa.

Pero la conversación deja de ser inocente cuando Bruno le propone a Guy cometer un crimen perfecto: un intercambio de asesinatos. Uno mata a la esposa que se niega a darle el divorcio al que ahora es un famoso deportista, mientras que el otro mataría al padre que la única intención que tiene es que su hijo madure; de esa forma ambos matarian a un completo extraño, y sobre quienes caerian las primeras sospechas tendrian coartas firmes que lo salven. El tenista desestima la idea, se levanta y cambia de vagón, pero deja olvidado un encendedor, que Bruno toma como pieza para cerrar el trato entre ambos.

En una de las mejores escenas de asesinatos realizadas durante la censura propiciada por el Codigo Hayes, somos testigos y participes de que la vida de Guy va a cambiar rotundamente a como consecuencia de los actos de Bruno. La policia lo va a perseguir ya que lo considera el unico beneficiario de la desaparicion de su esposa, y Bruno lo acecha para que cumpla con su parte del trato, ya que sino colocará el encendedor en el lugar del crimen como evidencia irrefutable de que fue Guy quien la asesinara.

Gracias a las habilidades de Sir Alfred Hitchcock, nos vemos inmersos en situaciones de gran intensidad, porque no solo logra definir a los personajes con una perfeccion indiscutible que hace que en cierto punto nos identifiquemos con ellos, sino que nos involucra como en la situacion, nos hace complices y testigos. Es aqui donde radica una de las grandes enseñanzas que dejara Hitch a todos los cineastas que le siguieron, cómo manejar el suspense. Para ello se debia dar mas informacion al espectador que al mismo personaje, entonces uno se rodearia de intrigas hasta el momento que se resuleva el hecho, por ejemplo en esta cinta existe un motanje paralelo entre el final del partido de tenis y la recuperacion del encendedor, que lo deja a uno al filo de asiento.

Este no será uno de los titulos mas reconocidos y nombrados de este caballero inglés, pero ciertamente es un de los que mejor refleja esos "toques clásicos": el falso culpable, la madre condicionante, el villano con el que uno siente cierta simpatia ya que es bien educado, respetuoso y ciertamente carismatico (creo que sólo el Tio Charlie de La Sombra de la Duda, puede llegar a superarlo).

Ahora bien, si se mira la pelicula con los ojos puestos en las series de investiagación de hoy en día, nos va a desilucionar la resolución de la cinta. Es una pena que Hitch dejara de lado elemento que tan bien habia utilizado años antes, como por ejemplo las huellas digitales en Dial M for Murder. Pero dejando de lado esto, y gracias a la estupenda labor de Robert Walker y Farley Granger como Bruno y Guy respectivamente, podemos ver una de las mejores historias de intentos de crimenes perfectos, donde el mal paga (a pesar de las diferencias entre el libro, la adaptacion y un final alternativo que se asemeja demasiado a Psicosis) y donde Guy tiene su "happy end".

Asi una vez mas, Sir Alfred Hitchcock nos recuerda que cualquier cosa de la vida cotidiana puede causar graves problemas, o incluso la muerte, ya sea una ducha, una cancion, un pajaro, tu vecino, una monja, un compañero de trabajo, o en este caso, un desconocido que se sienta a tu lado en el tren... o en el colectivo...



Titulo Original:
Strangers on a Train
Año 1951
Direccion: Alfred Hitchcock
Adapatacion de la novela homonima de Patricia Highmith


- ¿Le explico una de mis ideas para un crimen perfecto?
(...)
Dos hombres se conocen por casualidad, como nosotros. No hay ninguna relación entre ellos, nunca se habían visto. Cada uno tiene una persona de la que quiere librarse, con que... intercambian las muertes.
- ¿Intercambian las muertes? (se ríe)
- Cada uno mata al que estorba al otro, nunca podrán relacionarlos. Cada uno habrá matado a un desconocido. Usted comete mi crimen y yo el suyo.”

Comentarios

María Eugenia Del Zotto ha dicho que…
Uno de los grandes clásicos de Hitch, exponente como ningún otro del Edipo siempre presente, que el propio Alfred padeció en carne propia.
El aparato ideológico más importante y fundante, la familia, es un vehículo eficaz de significaciones en toda la obra de este genio del suspense. "La madre otorga pero devora" dijo Sandra Valdettaro hablando de Lacan, y en el mundo de Alfred eso se observa a la perfeccción.
Para los novatos, nada mejor que empezar por Extraños en un tren, previa parada obligatoria en blog que no tiene palabras para explicarlo...

Big HUG!!!!
Anónimo ha dicho que…
Que grande es Hitchcock, que grande!! acabo de terminar de leer El cine según Hitchcock y está genial... viva la inverosimilitud!!!
Un saludo
Silvio ha dicho que…
Excelente sinopsis argumentativa con un toque delicioso de embellecimiento literario en la narración. Volveremos a estas eternas películas, una y otra vez.

Un saludo.

Silvio.

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