papanoel@polonorte.com

llega fin de año, y no sólo nos damos cuenta porque los días se hacen más largos (demasiado largos con el cambio de hora), sino porque los adornos navideños nos comienzan a invadir. En medio de "un plan energético" se arma el tradicional arbolito en el Parque Independencia, se comienzan a hacer reflexiones sobre lo que nos dejó este alocado 2008 y nos volvemos a preguntar qué vamos a comer este 24 (sabiendo que la respuesta va a ser pollo con ensalada rusa, un clásico...), sin olvidarnos de programas como "plan a" que comienzan a rememorar sobre el significado de esos adornos navideños que poco tienen que ver con la festividad. Pero no sólo en los programas sino también en las propagandas se vislumbra el "espiritu navideño" (ojo que puede ser el de las navidades futuras, y agarrate catalina....).

Este fin de semana que me tocó pasarlo no por gusto, en la cama fui literalmente bombardeada por comerciales de juguetes. Nada fuera de lo común me dirán ustedes, pero hubo uno que llamó poderosamente mi atención. Con ustedes el Estudio Digital de Artesanías de Fisher-Price.



A través de un cable USB se conecta esta pizarra a la computadora, entonces todo lo que "dibuja, colorea y crea" se ve plasmado en el motinor, y luego de ahi se puede imprimir o colgarlo donde se desee.

No es que me esté convirtiendo en una vieja cascarrabia que dice que antes los chicos jugaban mas y que ahora se la pasan todo el tiempo delante de las pantallas, yo conozco de la relación que mantienen los chicos con las tecnologias. Soy la "ti" de una pequeña de un año y ocho meses que graba en su "procesador" todos los pasos que se hacen desde prender la maquina hasta llegar a youtube para ver Hi-5.

Lo que me viene al recuerdo (y también como producto de la fecha) es la cantidad de hojas que habremos pintado, dibujado, enchastrado con lapices, ceritas, crayones, temperas, acuarelas, con pinceles o simplemente con nuestra mejor herramienta: las manos.

No recuerdo cuantas cartas le habré enviado al gordo del polo norte, no creo que muchas (de verdad no recuerdo...) pero cuando llegue el momento de contarle la historia a Sofia del hombre barbudo que deja regalos al son de "ho-ho-ho" (sea papa noel o San Nicolas como en la tradicion tana) me parece que vamos a tener que actualizar el cuento y crear una casilla de correo y enviarle un mail para que sea mas creible para ella???? (o se lo dejaremos en el muro de Facebook del gordo?)

Comentarios

María Eugenia Del Zotto ha dicho que…
Creo que, a pesar de que los tiempos van cambiando y uno al aggiornarse también hace lo propio con una de las pocas tradiciones orales que nos quedan, también es cierto que la magia siempre perdura...todo está en cómo lo contemos, en hacer conservar la inocencia con los más chicos (vos la tenés a la Sofi, yo a mis primos) como lo hicieron con nosotros (y que lástima que después se va perdiendo de a poco)...
En mi caso, yo nunca le escribí cartas al gordo (pensaba que él sabía qué quería cada uno), pero sí intentaba divisarlo en el cielo y me escondía en los instantes previos...temía que al verme se fuera...
Moraleja: uno se transforma en un ser menos inocente pero más loco!

Becho!!!!! :)

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