mas allá del lago (we past the point of no return)
Estamos siendo invadidos por un espectro muy humano, el arribo a la Argentina de El Fantasma de la Opera en su versión original, llevó a que una gran cantidad de personas se volcaran al teatro musical y a la historia de este enmascarado que habitara los sótanos de la Opera de Paris.
Muchos relacionan enseguida la historia de este musical con el cine, y la primer cinta que se viene a la cabeza es la que viera la luz en 2004 bajo la dirección de Joel Schumacher y las voces de Gerard Butler, Emmy Rossum, Patrick Wilson y Miranda Richarson entre otros; pero muy pocos conocen una de las primeras versiones de este clásico de Gastón Leroux que fuera llevada al cine en 1925, y sin ser un musical (dos décadas antes del nacimiento de Andrew Lloyd Webber) marcara un hito en la historia de la filmografía universal.
Detrás de la lente se encontraba Rupert Julian y fueron los actores Lon Chaney y Mary Philbin quienes le dieran vida a Eric, el fantasma y a la inocente Christine Daaé. Esta versión no tan alejada del libro original, narra la historia del enigmático habitante de los sótanos de la opera que se enamora de la joven corista, convertirla en “prima donna” a partir de sus lecciones de canto,.pero el corazón de la joven le pertenece al vizconde Raúl. Decide raptarla y llevarla a sus aposentos, aquí se vive uno de los clásicos de la historia cuando el candelabro cae sobre la audiencia... nos les cuento mas...
Lo que voy a resaltar de esta película es el uso magistral del color. Es sabido que este siempre existió en el cine, recuerden los azules y naranjas de Nosferatu, como así también la técnica de pintar fotograma por fotograma ya utilizada por el genial Melies. Pero lo que vale la pena señalar es la manera en que Julian nos brinda una película íntegramente en blanco y negro a excepción de una par de escenas con un fuerte contenido emocional.
Uno de ellos es la escena en que la que se desarrolla el baile de carnaval, todos lucen increíbles antifaces mientras se deslizan por la pista hasta que nuestro enmascarado (para algunos romántico, creo q eso depende mucho de la versión que se esté viendo) aparece portando una calavera, y lo vemos en un increíble rojo!!! (como siempre dijo, tengan en cuenta la época....)
Es de publico conocimiento que tanto el teatro musical como el cine mudo no es para todos, existen muchas prenociones acerca de lo que verdaderamente se trata, no voy a levantar un estandarte para defender ninguna de ellas, pero me gustaría que con toda esta movida se revaloriza un arte teniendo al otro de excusa...
Muchos relacionan enseguida la historia de este musical con el cine, y la primer cinta que se viene a la cabeza es la que viera la luz en 2004 bajo la dirección de Joel Schumacher y las voces de Gerard Butler, Emmy Rossum, Patrick Wilson y Miranda Richarson entre otros; pero muy pocos conocen una de las primeras versiones de este clásico de Gastón Leroux que fuera llevada al cine en 1925, y sin ser un musical (dos décadas antes del nacimiento de Andrew Lloyd Webber) marcara un hito en la historia de la filmografía universal.
Detrás de la lente se encontraba Rupert Julian y fueron los actores Lon Chaney y Mary Philbin quienes le dieran vida a Eric, el fantasma y a la inocente Christine Daaé. Esta versión no tan alejada del libro original, narra la historia del enigmático habitante de los sótanos de la opera que se enamora de la joven corista, convertirla en “prima donna” a partir de sus lecciones de canto,.pero el corazón de la joven le pertenece al vizconde Raúl. Decide raptarla y llevarla a sus aposentos, aquí se vive uno de los clásicos de la historia cuando el candelabro cae sobre la audiencia... nos les cuento mas...
Lo que voy a resaltar de esta película es el uso magistral del color. Es sabido que este siempre existió en el cine, recuerden los azules y naranjas de Nosferatu, como así también la técnica de pintar fotograma por fotograma ya utilizada por el genial Melies. Pero lo que vale la pena señalar es la manera en que Julian nos brinda una película íntegramente en blanco y negro a excepción de una par de escenas con un fuerte contenido emocional.
Uno de ellos es la escena en que la que se desarrolla el baile de carnaval, todos lucen increíbles antifaces mientras se deslizan por la pista hasta que nuestro enmascarado (para algunos romántico, creo q eso depende mucho de la versión que se esté viendo) aparece portando una calavera, y lo vemos en un increíble rojo!!! (como siempre dijo, tengan en cuenta la época....)
Es de publico conocimiento que tanto el teatro musical como el cine mudo no es para todos, existen muchas prenociones acerca de lo que verdaderamente se trata, no voy a levantar un estandarte para defender ninguna de ellas, pero me gustaría que con toda esta movida se revaloriza un arte teniendo al otro de excusa...
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